domingo, 17 de diciembre de 2006

Cuento


CUENTOS POR COMPUTADORA



Resulta que un día Franca y Lara querían escuchar cuentos. El Tío Chiflete ya les había contado los dos o tres que sabía, y decidió llevarlas a lo del Vecino Inventor.

- Necesitamos unos cuentos, Vecino - pidió el Tío.

- Vamos a ver si podemos sacarlos de la computadora - contestó el Vecino.
Después de un rato de tocar teclas y pensar, de la máquina salió un papel que decía: "Había una vez un colorín colorado"

- Ese cuento es muy cortito, Vecino. Quiero otro más largo.
- Bueno, lo voy a estirar.

El Vecino escribió un poco en la máquina y empezó a salir un papel escrito que no terminaba nunca. Parecía un rollo de papel higiénico con letra chiquita y decía:

"Había una vez en Constantinopla, un señor llamado Fernandocleto del Peloponeso, que tenía un caballo llamado Hermogenocles, y un gato llamado Pelandrunesco..."

- No me gusta Vecino, quiero un cuento más fácil.
- Entonces le voy a sacar algunas letras.

La máquina escribió un cuento que decía:

"La mamá cantaba para pasar la mañana, amasaba calabazas, apagaba las brasas, bañaba la albahaca, papaba natas, ataba las maracas al catamarán..."
- Ese cuento es todo con la "a", Vecino, quiero otro con más letras...

- Vamos a ver si le mezclo algunas letras más. - dijo el Vecino trabajando en su computadora. Sacó otro cuento que decía:

"Había una nena que se llamaba Caperucita Verde, que le fue a llevar una manzana a Blancanieves, pero vinieron 8 Enanitos y le pidieron que los acompañara a visitar a Cenicienta, que estaba pegando con goma un zapato de cristal que se le había roto. En ese momento vino un Lobo y se puso a soplar, y se volcó una lámpara donde vivía un Genio".

- Pero Vecino, ese cuento está muy revuelto...
- Ajá. Esperá que lo voy a lavar y peinar.
Y el cuento salió así:

"Había una toalla mojada que se cayó en una bañadera. Vino la nena toda empapada y sacó un paraguas que chorreaba agua, y le pasó una esponja húmeda a la pileta".

- Ese cuento es muy mojado, Vecino. Fijate si podés sacar uno más sequito.
El Vecino tocó algo en la impresora, y de la máquina empezó a salir papel casi en blanco. Salía papel y más papel con apenas algunas letras desteñidas.
- Parece que el cuento estaba muy seco y se secó la tinta de la máquina. Voy a tener que llevarla a que la arreglen. - dijo el Vecino.

- Y de paso tratá de comprarle un poco de imaginación cuentística.- dijo el Tío.
- Hmm. No sé dónde se conseguirá eso - dijo el Vecino con cara preocupada.
- ¿Y qué vamos a hacer con todo ese papel, Vecino? - preguntó Franca.
- No se me ocurre - dijo el Vecino.

- A mí tampoco.- dijo el Tío.

- A mí sí. Todo ese papel en blanco me viene bárbaro para dibujar. - dijo Franca. Y se fue a buscar sus crayones
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